La pared es gris. Los
ladrillos viejos se desmoronan poco a poco. Algunas hierbas han intentado
crecer a su lado sin éxito. A su lado pasan decenas de autobuses, coches y
transeúntes camino a su trabajo. Hace unos meses nadie se fijaba en este pedazo
de cemento, hasta que un día, amaneció sobre él un mensaje particular: “Cada
palabra es un sitio para mirarte”. La gente sonreía para sí misma al leer una
frase así en la calle en vez de las míticas firmas de graffitti que insultan al
gobierno o que algunos pandilleros utilizan para comunicarse entre sí.
Debajo
de la frase, no obstante, sí había una firma que llamaba la atención: ‘Acción Poética‘, un
colectivo de poetas que se dedican a pintar paredes en las ciudades para enviar
un mensaje positivo a la población y demostrar que “sin poesía no hay ciudad”.
Armando Alanis, un poeta
de Monterrey (Nuevo León, México) tuvo la idea hace 16 años inspirado en todos
aquellos que siempre han utilizado las paredes para escribir y dibujar: los
graffiteros en Filadelfia y Nueva York, los jóvenes mexicanos y checoslovacos
durante los movimientos estudiantiles en 1968, incluso los romanos que se
quejaban o burlaban del César escribiéndolo en las calles. “En México la
cultura de la lectura es muy pobre y pensé que si sacábamos la poesía a la
calle, porque la poesía está en la calle, la gente se la encontraría casi sin
querer”, explica Alanis.
Welcome!
Te invito a que te des un garbeo por este territorio fronterizo, donde encontrarás algunas cosillas mías, las de otros y tal vez algunas tuyas, si quieres. Además, también iré colgando algunas de las cosas que despierten mi curiosidad, confirmen o desafíen mi pensamiento y mis creencias, o me generen algún cosquilleoCuando te apetezca acompañarme, ten a mano los auriculares, sobretodo si quieres escuchar bien los mélanges (sorry, pero en ese tema no he aprendido nada nuevo). Y si no visualizas bien la página, cambia la resolución de tu pantalla a 1280 x 1024. Hala pues!, sírvete un drink, unas almendritas o prende un cigarrillo, y pincha el gadget, que esto despega ya...
19 diciembre 2012
Una de las Murder Ballads de Nick Cave & The Bad Seeds. Aquí con Kylie Minogue en esta siniestra preciosidad
Habitación 316 narra la historia de dos perfectos
desconocidos que se encuentran en una habitación de hotel. Lo que ocurre a
partir de ahí depende de quien escucha la canción. Jorge Drexler ha concebido
una canción intervenible en la que el usuario puede mezclar los versos para
crear su propia versión de los hechos.
11 diciembre 2012
En esta jodida fragilidad en la que todos nos movemos, nadie tiene el monopolio de la realidad, pero sí el de su propia caja de resonancia, del seu batec, del seu alè, y de toda la lista de verbos reflexivos de la RAE. Y luego resulta que casi todo es relativo, transitorio, incierto, mutante, a veces líquido, a veces mentira, a veces olvido, a veces silencio, a veces....
Estupenda versión con violonchelista rumana
En Juanjo té 42 anys, és decidit, engrescador i modest . És un ciclista
català de primera línia, campió d’Espanya , d’Europa, del món i medallista
olímpic a Beijing 08.Fa poc, va donar una conferència a alumnes sobre l’esport
adaptat, a l’Institut Angeleta Ferrer de S. Cugat del Vallès. En Juanjo va
patir un accident de moto, i va perdre el braç i la cama esquerres. Era
ciclista abans de l’accident,i desprès va decidir tornar a competir. Porta una pròtesis a la cama, però
condueix la bicicleta amb una mà. Ens deia que pel matí quan es lleva, el
primer que fa és pensar amb la seva dona, la seva filla i la bicicleta. Quan va
en bici pel carrer, la gent l’atura i,fins i tot, pares de nens amb disminucions
físiques i psíquiques li demanen on poden portar els seus fills a fer esport. Va
fundar el club Gènesis, i totes les tardes al velòdrom d’Horta és entrenador d’adults i professor de nens.
10 diciembre 2012
07 diciembre 2012
Fuente: Magonia
por Luis Alfonso Gámez
En la televisión, tenemos Cuarto Milenio; en la radio, Espacio en Blanco, La Rosa de los Vientos, Misterio 3 y Luces en la Oscuridad; y en la prensa, “La Contra”. La entrevista de la última página de La Vanguardia es la mejor plataforma para la promoción de sanadores cuánticos, terapeutas angelicales, exopolíticos, médicos alternativos, filósofos de baratillo y otros charlatanes. Y digo promoción porque, en la mayoría de los casos, el periodista de turno -son tres los encargados de la sección- no hace ni una pregunta incómoda: se limita a transcribir las afirmaciones extraordinarias que hace su interlocutor como si fueran palabra de Dios.
Los protagonistas exóticos de “La Contra” dicen cosas como que “el corazón tiene cerebro”; “las plantas son organismos inteligentes, pero se mueven y toman decisiones en un tiempo más largo que el del hombre”; “todas las enfermedades de tu cuerpo tienen raíz anímica, espiritual”; “todos los aparatos electrónicos están programados para morir”; “hay un campo de información como sustancia del cosmos del que participamos todos”; “el ser humano es luz condensada”; “hay que utilizar el móvil con cautela, con el altavoz o con aparatitos que evitan las radiaciones, porque si te lo pones en el cerebro eres tú la antena”; “la Tierra no se reproduce, pero en lo demás actúa como un organismo vivo”…
El problema no son las tonterías y la ignorancia de esos entrevistados, sino que casi siempre el redactor reproduce las declaraciones sin poner nada en duda. Casi todo periodista ha tenido que entrevistar alguna vez a un tipo como los de los titulares del párrafo anterior. Y todos sabemos que actuar como mero transcriptor de lo que dice un personaje no es periodismo, ni en el caso de un médico alternativo ni en el de un político. Para eso, no hacemos falta. La práctica profesional obliga a mostrarse incrédulo ante las afirmaciones extraordinarias, a preguntar y repreguntar y, si alguien dice que puede curar el cáncer imponiendo las manos o cualquier otra barbaridad, dejar claro que eso es un disparate. Lo mismo que si un político te dice que él acabará con el paro en España en cuatro días.
Pocas veces pasa algo así en “La Contra” cuando el invitado es un sabio alternativo.
por Luis Alfonso Gámez
En la televisión, tenemos Cuarto Milenio; en la radio, Espacio en Blanco, La Rosa de los Vientos, Misterio 3 y Luces en la Oscuridad; y en la prensa, “La Contra”. La entrevista de la última página de La Vanguardia es la mejor plataforma para la promoción de sanadores cuánticos, terapeutas angelicales, exopolíticos, médicos alternativos, filósofos de baratillo y otros charlatanes. Y digo promoción porque, en la mayoría de los casos, el periodista de turno -son tres los encargados de la sección- no hace ni una pregunta incómoda: se limita a transcribir las afirmaciones extraordinarias que hace su interlocutor como si fueran palabra de Dios.
Los protagonistas exóticos de “La Contra” dicen cosas como que “el corazón tiene cerebro”; “las plantas son organismos inteligentes, pero se mueven y toman decisiones en un tiempo más largo que el del hombre”; “todas las enfermedades de tu cuerpo tienen raíz anímica, espiritual”; “todos los aparatos electrónicos están programados para morir”; “hay un campo de información como sustancia del cosmos del que participamos todos”; “el ser humano es luz condensada”; “hay que utilizar el móvil con cautela, con el altavoz o con aparatitos que evitan las radiaciones, porque si te lo pones en el cerebro eres tú la antena”; “la Tierra no se reproduce, pero en lo demás actúa como un organismo vivo”…
El problema no son las tonterías y la ignorancia de esos entrevistados, sino que casi siempre el redactor reproduce las declaraciones sin poner nada en duda. Casi todo periodista ha tenido que entrevistar alguna vez a un tipo como los de los titulares del párrafo anterior. Y todos sabemos que actuar como mero transcriptor de lo que dice un personaje no es periodismo, ni en el caso de un médico alternativo ni en el de un político. Para eso, no hacemos falta. La práctica profesional obliga a mostrarse incrédulo ante las afirmaciones extraordinarias, a preguntar y repreguntar y, si alguien dice que puede curar el cáncer imponiendo las manos o cualquier otra barbaridad, dejar claro que eso es un disparate. Lo mismo que si un político te dice que él acabará con el paro en España en cuatro días.
Pocas veces pasa algo así en “La Contra” cuando el invitado es un sabio alternativo.
Aquest text de l'AAA explica com ningú aquest 'art de la combinatòria i el reciclatge' que anomenem poesia.
Anna Aguilar Amat
La poesia és un joc infinit que es fa per tal de superar les limitacions
del llenguatge i del pensament convencional i consensuat. La poesia no està
limitada a l’àmbit del verbal i es pot trobar en tota mena de gèneres. Jo diria
que és l’art de la combinatòria i del reciclatge: l’habilitat de relacionar
coses que existeixen per separat i que juntes sumen molt més que dos, la virtut
de sublimar els aspectes dolorosos de la vida en objectes estètics que poden
transmetre bellesa i energia al mateix autor i també als seus lectors.
Això no vol dir que la manifestació artística té sovint un aspecte fosc.
Com deia l’escriptor cubà Reinaldo Arenas, “escric per a venjar-me”, i així és
com sovint el poeta és, d’alguna manera, un ésser lúcidament fracassat, la qual
cosa el fa terriblement humà dins la seva pretesa divinitat.
La poesia és sens dubte l’art més pobre, el més democràtic en un sentit
extens. Es construeix amb un capital que és tan gratuït com la suor o la
saliva. Heretem l’idioma com heretem el cos, i, sigui quina sigui la situació i
el lloc en què ens trobem, és possible construir uns versos.
La poesia m’ha dut a viure poèticament, la
qual cosa vol dir construir una mirada, que, a voltes, és humorística de tant
dolorosa i temible, però que, ensinistrada com si fos un animal, em salva un
cop i un altre del vertigen de la línia divisòria entre la meravella i l’espant
d’ésser viva.
Anna Aguilar Amat
05 diciembre 2012
Espectacular fusión de Scorpions con la Filarmónica de Berlín
04 diciembre 2012
Tres investigadores consideran una amenaza el día que la inteligencia artificial supere a la humana. Los robots podrán acabar con la humanidad y, ante dicho desafío, han creado el Centro para el Estudio del Riesgo Existencial.
La Universidad de Cambridge estudiará el riesgo de que los robots acaben con la especie humana
Primero lo insinuó la literatura. Hoy lo quiere constatar la ciencia. Las distopías nacieron en las novelas y ahora serán diseccionadas bajo el microscopio. La idea es de tres investigadores de la Universidad de Cambridge. El cofundador de Skype Jaan Tallinn, el filósofo Huw Price y el cosmólogo Martin Rees consideran una amenaza el día que la inteligencia artificial supere a la humana. Ese momento llegará. Pronto. Algún robot podrá volverse malo, como en las novelas de ciencia ficción, y acabar con sus papás programadores y, de paso, la humanidad entera.
El argumento es un clásico de la literatura y las películas futuristas pero ahora sale de la imaginación para convertirse en objeto de estudio científico. Tallinn, Price y Rees han creado un instituto, dependiente de la Universidad de Cambridge, llamado Centro para el Estudio del Riesgo Existencial (Centre for the Study of Existencial Risk, CSER), que estará en funcionamiento a partir del año que viene.
Los fundadores justifican su proyecto, en la web del nuevo centro, con el argumento de que “muchos científicos están preocupados porque el desarrollo de la tecnología humana pronto podría plantear nuevas amenazas de extinción para la totalidad de nuestra especie”. “Estos peligros”, continúan, “han sido sugeridos por el progreso de la inteligencia artificial, los descubrimientos de biotecnología y la vida artificial, la nanotecnología y las posibles consecuencias del cambio climático”.
La Universidad de Cambridge estudiará el riesgo de que los robots acaben con la especie humana
Primero lo insinuó la literatura. Hoy lo quiere constatar la ciencia. Las distopías nacieron en las novelas y ahora serán diseccionadas bajo el microscopio. La idea es de tres investigadores de la Universidad de Cambridge. El cofundador de Skype Jaan Tallinn, el filósofo Huw Price y el cosmólogo Martin Rees consideran una amenaza el día que la inteligencia artificial supere a la humana. Ese momento llegará. Pronto. Algún robot podrá volverse malo, como en las novelas de ciencia ficción, y acabar con sus papás programadores y, de paso, la humanidad entera.
El argumento es un clásico de la literatura y las películas futuristas pero ahora sale de la imaginación para convertirse en objeto de estudio científico. Tallinn, Price y Rees han creado un instituto, dependiente de la Universidad de Cambridge, llamado Centro para el Estudio del Riesgo Existencial (Centre for the Study of Existencial Risk, CSER), que estará en funcionamiento a partir del año que viene.
Los fundadores justifican su proyecto, en la web del nuevo centro, con el argumento de que “muchos científicos están preocupados porque el desarrollo de la tecnología humana pronto podría plantear nuevas amenazas de extinción para la totalidad de nuestra especie”. “Estos peligros”, continúan, “han sido sugeridos por el progreso de la inteligencia artificial, los descubrimientos de biotecnología y la vida artificial, la nanotecnología y las posibles consecuencias del cambio climático”.