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Te invito a que te des un garbeo por este territorio fronterizo, donde encontrarás algunas cosillas mías, las de otros y tal vez algunas tuyas, si quieres. Además, también iré colgando algunas de las cosas que despierten mi curiosidad, confirmen o desafíen mi pensamiento y mis creencias, o me generen algún cosquilleoCuando te apetezca acompañarme, ten a mano los auriculares, sobretodo si quieres escuchar bien los mélanges (sorry, pero en ese tema no he aprendido nada nuevo). Y si no visualizas bien la página, cambia la resolución de tu pantalla a 1280 x 1024. Hala pues!, sírvete un drink, unas almendritas o prende un cigarrillo, y pincha el gadget, que esto despega ya...

Aquí el Mix: Una altra galaxia (Pastora)© + Apolo XI.
Aquí el video y la letra en castellano
"Lo que uno ya es incapaz de contar con el cuerpo y el espíritu termina contándolo con la música" S.Marai

26 febrero 2015

Elogio del caminar 4. Le Breton.

El silencio

Caminar es también una travesía por el silencio y un disfrute del sonido ambiental (…) si el caminante toma las de Villadiego es para escapar del ruido de los coches y del martilleo de sus radios. Está a la escucha del mundo.

(...) En oposición a la existencia ruidosa del hombre de ciudad, el silencio se nos da como una ausencia de ruido, como un horizonte todavía no afectado por la técnica, una zona en barbecho que la modernidad no ha absorbido aún, o bien, a la inversa, un lugar que se ha concebido deliberadamente como una reserva de silencio. El mundo resuena sin pausa a través de los instrumentos técnicos cuyo uso acompaña la vida personal o colectiva: la modernidad es el advenimiento del ruido (…)
El único silencio -provisional- que conocen nuestras sociedades es el de la avería, el fallo de la máquina, el fin de la transmisión; es un cese temporal de la tecnicidad más que la urgencia de una interioridad.Y a veces sólo se necesita que pare un ruido constante, como el del motor de la bomba de agua o del automóvil, para que el silencio se nos ofrezca al alcance de la mano, con una presencia sensible material a la vez que volátil. (...) El silencio remite entonces a una experiencia anterior a la técnica, a un universo sin motor, sin automóviles, sin aviones; es el vestigio arqueológico amenazado de otro tiempo..

(...) El paisaje no está conformado únicamente por lo que el hombre ve, sino también por lo que el hombre oye. Todo universo donde reina el silencio abre una dimensión particular en el seno
del mundo.(…) El silencio es una modalidad del sentido, un sentimiento que atrapa al individuo.


(...) La búsqueda del silencio es así la exploración sutil de un universo sonoro, apacible, que apela por contraste al recogimiento personal, a la disolución del yo en un clima propicio. El caminante toma esta carretera secundaria para gozar de la serenidad y escuchar y compartir el habla. El silencio es un filón moral cuyo único enemigo mortal es el ruido. (...)

Aliado a la belleza de un paisaje, el silencio es un camino que lleva hacia el yo  (..) El silencio nos proporciona entonces un intenso sentimiento de existir, y marca ese momento de desnudez que nos invita a recapitular, a recapacitar, a reencontrar una unidad interior, a dar el paso de tomar una decisión difícil.
El silencio es para el hombre como una poda que lo pone de nuevo en forma y limpia de maleza el terreno en el que se debate. (...)

Para el habitante de la ciudad acostumbrado al permanente rumor urbano, un momento de silencio no tiene el mismo significado que para la persona de campo. Una simple atenuación del ruido del tráfico o de los trabajos de una obra próxima le basta para sentir que el silencio reina en ese momento, cuando el campesino sigue oyendo un ruido infernal. (...). Un mundo tranquilo y silencioso acaba por convertirse en un mundo inquietante en el que se sienten perdidos todos aquellos que están acostumbrados al ruido. El cese repentino del bullicio es una idea terrorífica, significa el instante de vacío que precede al cataclismo.

(...). La vida cotidiana resuena con todo el estrépito de la ciudad; los altavoces repiten incansablemente sus mensajes, sus avisos, sus consejos; la música envuelve melosamente todo: desde los transportes públicos hasta los ascensores, desde los restaurantes hasta los servicios, en una especie de caza obstinada del silencio; (...)

A la profusión de ruido proveniente de la ciudad, permanentemente atravesada por automóviles, nuestras sociedades contemporáneas añaden nuevos generadores de ruido en forma de música ambiental en las tiendas, los cafés, los restaurantes, los aeropuertos, etc., como si hubiera que ahogar el silencio de estos lugares donde se intercambian las palabras, sepultarlo bajo una capa permanente de sonidos que nadie escucha, que a veces incluso llegan a hacer el lugar incómodo, pero cuya función sería la de proporcionar una sensación de seguridad. Es por lo tanto un antídoto contra el miedo impreciso de no tener nada que decir, una inyección acústica de seguridad cuya ruptura repentina suscita una incomodidad todavía mayor. La música ambiente se ha convertido en un arma eficaz contra una cierta fobia al silencio, y una forma agresiva de captar la atención de los transeúntes  por parte de los comercios (Le Breton, 1997).


Los lugares de culto, los jardines públicos, los cementerios, conforman en las ciudades enclaves de silencio cercados por el bullicio en los que es posible encontrar un momento de reposo, un breve retiro alejado del mundanal ruido.