No problem, este artista japonés te da la solución eterna. ¡Envásalo al vacío! (vacío...).
Cuenta David García, en Yorokubu:
El golpe al observador es aún más rotundo cuando se sabe que no
hay ningún tipo de efecto ni truco en las imágenes del artista japonés.
Kawaguchi se sirvió únicamente de una aspiradora, unas bolsas de plástico y los
intrépidos voluntarios que tuvieron a bien introducirse en ellas. “Quería
preservar ese sentimiento para siempre”, explicaba al medio alemán Spiegel.
La realización del trabajo, que se llevó a cabo en la cocina del artista en Tokio, no estuvo exenta de riesgos. El fotógrafo lubricó los cuerpos de sus modelos para evitar la abrasión del plástico al presionar la piel. Cuenta que la sensación no es del todo agradable ya que el plástico tapona las fosas nasales, presiona en los párpados y crea la misma sensación en los oidos que cuando alguien se sumerge en las profundidades acuáticas a gran velocidad. Por suerte, Kawaguchi contaba con oxígeno en spray para inyectar en las bolsas en caso de emergencia y, finalmente, el proyecto salió como reflejan las fotos: brillante y bien conservado.
Fuente: Spiegel